Con las manos desnudas
ajenos a las banderas del invierno,
recorríamos las plazas tristes
donde los muñones de los parques
se asomaban a las ventanas del frío.
Paseábamos
Nos esperaba la vida.
Con las manos desnudas
ajenos a las banderas del invierno,
recorríamos las plazas tristes
donde los muñones de los parques
se asomaban a las ventanas del frío.
Paseábamos
Nos esperaba la vida.