Al llegar al último recodo del rio
la ballena estaba ahí,
en su fortaleza de hojas vacías
Se abrieron las nubes y surgieron fotogramas de agua y versos de sal
Al llegar al último recodo del rio
la ballena estaba ahí,
en su fortaleza de hojas vacías
Hubo tinajas que fueron vino,
que fueron susurros de tiempo, algarabía de los sedientos.
Y un día llego el aullido de la tierra
la lluvia silenciosa de las piedras.
La levedad de Pompeya