Mes: febrero 2020
era un mar sin agua
Era un mar sin agua
Era un espejo blanco y tibio
Eran alas de nata
Eran algodones de ferias pálidas.
Era un cielo tan grande
Que ahí nacían las tempestades.
del amor imprevisto
cuatro torres
Mirábamos el horizonte
y contábamos las escarchas de las nubes,
éramos viento de invierno
con los ojos que nos traía el frío.
Y al fondo
estaban las torres
siluetas de un ciudadano sin rostro.
la iglesia
Llevaba tiempo en aquel lugar,
escuchando
los diálogos del silencio,
dejando pasar las huellas del peregrino.
Era eterna
como una noche de estrellas
y con una solemnidad quieta
como el primer frío.