Se abrieron las nubes y surgieron fotogramas de agua y versos de sal
Hay un silencio azul en la montaña
sus pechos están blancos
la nieve dejó sus lágrimas sobre las laderas.
Todo surge claro
hasta la tristeza se muestra pálida.
Luego vendrá el sol
y los espejos de un cielo ahumado
dejarán surcos de aire y tierra fresca.
Recuerdos de un niño frente a la ventana.
No somos labios en la pared
ni cuerpos en los anuncios.
No somos la madre de tus hijos
ni el poema bonito de verso vacío.
Somos la otra mitad del mundo.
No queremos tu otoño de esquinas rotas,
ni el despertar en paraísos de hastío
ni ser el silencio cómplice de los árboles desnudos.
Queremos ser el viento
que cierra las puertas al patriarcado.
Estamos hartas de tu violencia
hartas de tus sueños de lobo
harta de tu machismo .
Hemos venido a cambiarlo todo,
no queremos ser sólo un día en un calendario.
Llevaba tanto tiempo sólo
en medio de aquella plaza
que mi cuerpo era escarcha
y mis labios versos de silencio.
A veces el viajero se paraba
y en medio de la noche me retrataba
quitándome un trozo de alma
o regalándome un espacio en su historia.
Y en aquellos instantes abría los ojos
para ver el pasar del tiempo.
Piedras que nos traen silencio y agua
Piedras donde se arrastran los caracoles
Piedras repletas de nubes y navajas
Piedras de luna somnolienta
Piedras que agotan a los calendarios.
Las piedras nos cuentan la historia y sus tatuajes.
Nadie y calcomanía 