Aquel día después de recorrerme todas las huellas,
llegué a un cruce de caminos.
Las vías del tren gritaban como el reloj de un
desaparecido.
Ahí dejé mi mochila de duelos, los calcetines de
antaño y el rumor del dinero.
Aquel día recogí las nubes que aún me quedaban
y me construí un nuevo sueño.