En el atardecer de las nubes
junto a la universidad de las palabras rotas
nos construíamos las frases
con la profundidad de un domingo:
Los abrazos vuelan y los cabellos duermen .
Y nos recogíamos los besos de los adoquines.
En el atardecer de las nubes
junto a la universidad de las palabras rotas
nos construíamos las frases
con la profundidad de un domingo:
Los abrazos vuelan y los cabellos duermen .
Y nos recogíamos los besos de los adoquines.
Con las manos desnudas
ajenos a las banderas del invierno,
recorríamos las plazas tristes
donde los muñones de los parques
se asomaban a las ventanas del frío.
Paseábamos
Nos esperaba la vida.
llegaron los hijos de la espuma
con los zapatos azules
con sus tatuajes de arena y olas
y nos depositaron el océano
en un plato sopero,
para que sorbo a sorbo
escama a escama
construyéramos las utopías del agua
Monotonía de un valle
desfile de árboles pasmados
bolsillos de viento
labios de nieve.
Carretera y manta
mientras la noche echa raíces
y nos tragamos el camino.
La cruz
la iglesia de los versos blancos,
las nubes que besan el volcán
donde se apagan las quimeras,
el pueblo de fantasmas albos
de pisadas de lluvia, de golpes de viento.
y al amanecer el mar nos devorará la espuma.