Hay una indiferencia extraña cuando
te enfrentas a la belleza, te deja desnudo,
es la emoción del silencio de las piedras, que otros tallaron en tiempos hostiles.
Es como respirar debajo del agua mientras en el cielo llueve.
Se abrieron las nubes y surgieron fotogramas de agua y versos de sal
Hay una indiferencia extraña cuando
te enfrentas a la belleza, te deja desnudo,
es la emoción del silencio de las piedras, que otros tallaron en tiempos hostiles.
Es como respirar debajo del agua mientras en el cielo llueve.
Hay paisajes de infancia
con sus cielos de verano y cerveza
con la nostalgia de los caracoles
que me recuerdan
cuando no me miraba en los espejos
Después de mi metamorfosis
aprendí a tejer árboles blancos
con las arrugas que me traía la noche
con la incertidumbre de una araña ante su lienzo.
Recorro los adoquines nocturnos bajo el rumor de una ciudad vacía y sin viento, perseguido por el silencio de mis sienes. Soy la huella y el camino.
Al llegar al último recodo del rio
la ballena estaba ahí,
en su fortaleza de hojas vacías
Hubo un Dios del fuego y la rueda.
Hay dioses que florecen en los escaparates
dioses de barro y antenas
dioses de arco y flechas
y luego está el dios redondo, el dios que se hizo pelota.
Hay relojes desnudos que son como nubes
donde no deja de llover el martirio de los segundos
y hay otros
donde el tiempo se echa la siesta de los alacranes.
Quiero dormir el sueño de los relojes mudos
que querían bañarse en alta mar.