Hubo un Dios del fuego y la rueda.
Hay dioses que florecen en los escaparates
dioses de barro y antenas
dioses de arco y flechas
y luego está el dios redondo, el dios que se hizo pelota.
Se abrieron las nubes y surgieron fotogramas de agua y versos de sal
Hubo un Dios del fuego y la rueda.
Hay dioses que florecen en los escaparates
dioses de barro y antenas
dioses de arco y flechas
y luego está el dios redondo, el dios que se hizo pelota.
Estos campos atravesados
por la cautela del olivo
son mi piel y mi aire tibio
Hay relojes desnudos que son como nubes
donde no deja de llover el martirio de los segundos
y hay otros
donde el tiempo se echa la siesta de los alacranes.
Quiero dormir el sueño de los relojes mudos
que querían bañarse en alta mar.